Ser estar parecer semejar

No puedo escribir con música pero sin embargo no puedo apagarla. Me siento mal, me siento débil, tengo mucho frío.
Miro por la ventana y no veo nada más allá de la oscuridad. Una vasta cantidad de nada. Todo ese vacío me cansa los ojos. Entro en un sopor del que difícilmente pueda salir: temperatura baja, posición semi-horizontal, ojos casi cerrados, el pensamiento desviado, descentrado.
Intento pensarme diferente, animada y acostada en tu cama con tus manos en mi cuerpo. Pensarme diferente, pensarme con claridad. Pensar con claridad. Cedo la posibilidad de ser concreta. No lo voy a lograr.
Escucho ruidos de todo mi cuerpo: espalda, hombros, cuello, rodillas y codos. Ridícula sinfonía de articulaciones trabadas y músculos contracturados.
Me resisto al sueño. Capricho ridículo. Estoy falta de sinónimos y las palabras se repiten inevitablemente. Necesito dormir para escapar de los pensamientos inconexos, para pensar en cosas que me hagan no pensar, para salir de la inconformidad, para calmar las molestias, para dejar de ser molesta.
Cierro el texto porque no sé cerrarlo, porque no sé escribir finales, porque ya no tiene sentido. Dejo de teclear y empiezo a callar los acordes que se desprenden de los parlantes. Stop y enter para terminar con todo.