lunes, marzo 17, 2008

Hijos de puta

María, a demás de ser mi nombre y el de tantas otras, es el nombre de la chica que trabaja en lo de mi tía. María es peticita (ella, no yo) y tiene cara de buenaza. Es buenaza también.
María vive al borde de una villa y, como su dirección es "legal", se ofrece para recibir las cartas de personas que viven en la villa y cuyo domicilio no está dentro de los registros oficiales.
Hace unas semanas, la Policía Federal fue a su casa. Estaba buscando a uno de los hombres que recibía cartas en la casa de María. Ella explicó la situación, pero igual le allanaron la casa. Le rompieron cosas, le tiraron todo, le robaron el microondas, plata (creo que cerca de $300) y objetos varios.
María hizo la denuncia en la policía (la provincial), donde le tomaron la declaración y le dieron los teléfonos de los medios (radios, tele, diarios) para que haga la denuncia en esos lugares también.
Hasta ahora (y probablemente nunca) no hay novedades.

jueves, marzo 13, 2008

Chau Jorge

Nunca fui buena para las despedidas. El humor te va a extrañar.